PRIMERA CITA TINDER

101 EJEMPLOS DE CÓMO LIGAR POR TINDER: CITA 1

Y de repente, abres los ojos y llevas dos años con tu nueva pareja, vives con ella y hasta dormís juntos. Ahí te diste cuenta que la debías querer porque despertabas y estabais abrazados, besabas su hombro, despacio, besos pequeños, sin pretensiones.

Y es que el sexo une más de lo que parece. Cuando la quieres, su atrapasueños, su tampón enrrollado en papel higiénico junto tus perfumes y hasta su gato, ni los ves. 

Pasas veranos con sus sobrinos, sus abuelos genial y te haces adicto a sus revista de moda. No concibes cagar sin el Hola. Un día dejas de leer, de mirar y te preguntas… ¿Qué ha pasado?

Fue en ese momento cuando supe que ya era hora de poner cuernos, me tenía demasiado unido a ella. Y al final vuelves a sentarte un día y escribir: Badoo, Tinder, Loovo… te juras que los pondrás con pibónes, solo modelos. Pero no, acabas haciendo metralleta y tirándole hasta a la gitana coja.

Me follo a mi cita de Tinder

Llegas nervioso al portal a esa primera cita de Tinder, rabo en mano. Pasan los años y aún recuerdas ese olor de la escalera. Ese tercero sin ascensor. Esa decoración que la ves de reojo, porque si la miras más te vas del asco que te da todo.

Y esto que llegas y la ves en camisón con pantalón de chándal, apoyada en el marco de la puerta mientras le daba una calada a su LM, echando el humo hacia arriba. Iba de peligrosa ella.

Se preparó un café mientras tú, en el sofá, con las manos entrelazas, mirando como un mongolo el gotelé de la pared.

¿Quieres otro?

+ No, gracias. Con un vaso de agua me basta (joder, que yo he venido aquí a follar).

Hablaba muy flojo, os acercáis. Y cuanto más cerca estás, más fea te parece.

Vivía con un tipo, no estaba allí pero había alguna foto suya. Un gordo con barba, quizá fuera su padre. Seguro que follaban. 

Enseguida, te pone la mano en el muslo y le empiezas a manosear las tetas mientras le das besos en el cuello, siempre evitando su boca. Ya en pelotas, metes la mano por sus bragas y notas un matorral generoso. 

Y te pones los 2 condones que llevas, para retener más la eyaculación le dices. “Para que no me pegues un buen sidazo, so puta”, es lo que realmente pensabas.

Empecé a meterla, follé y follé, era más bien aburrido, ella apenas se movía, peor de lo que se esperaba. Imaginé lobos follando con gatas, imaginé a Superman follando en el aire mientras caía de un rascacielos, imaginé un coño grande con ventosas, apestoso y anhelante de orgasmos viniendo hacia mi. Imaginé muchas cosas.

Ella sudaba, yo sudaba… las dos gomas sudaban más.

Cuando me corrí, dejé los condones tirados en una esquina del suelo de su baño.

Me di un agua al rabo, me despedí de ella y le pregunté dónde había puesto mi abrigo para poder irme mientras ella también se limpiaba. Al no encontrar la salida, di un par de vueltas por la casa y en una de las otras habitaciones vi una cucharilla quemada y papel de aluminio. Recé para que su compañero fuera pastelero.

Infielmente tuyo,
Relatos de un Depravado

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