Relato infidelidad

PAJA en un MCDONALD’S

Todos los novios de sus amigas son esos con polo y cazadora encima, con el pelo un poco largo y vaqueros modernos. Todos los novios de tu alrededor son tan dinámicos… hasta ese que es reponedor parece tener más criterio que tú.

Son esos novios que les preparan fines de semana «románticos» a sus novias y nos dejan mal al resto.

Y pasa una tía buena y el único que mira eres tú, los demás «están enamorados». Te sientes una vez más que eres Hommer Simpson y los demás son Flanders.

En Navidad vuelven sentimientos buenos, y los malos. Los de recordar cómo fue, cómo podría haber sido y cómo cojones has llegado aquí. En Navidad, todo el mundo te cae un poco peor.

Hace tiempo que la relación con tu novia ya no era la misma. Justo ahí, tirado en su cama sientes como si un abismo hubiera surgiendo entre ambos. Y te vienen esos pensamientos antes de ser infiel «total, no nos va muy bien y yo creo que ella algo trama…».

Los días con ella eran monótonos y repetitivos, así que te pones de nuevo a escondidas, arrastrándote de perfil en perfil hasta dar con una fácil a la que vaciarle los huevos.

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La cita de Tinder tuvo más complicaciones de las que pensabas. Quedas con ella en la puerta del Corte Inglés, al principio te pones unas calles más alejado, escondido entre una farola y 2 coches, por si aparecía un troll poder escapar rápido. 

Pero un hombre de verdad, un hombre íntegro y valiente (y más aún con el rabo en caliente) le da lo mismo Juana que su hermana. Y si está gorda, también nos vale. Así que te acercas al sitio.

Cada tía que pasaba a tu lado con el móvil en la mano hace que te temblara el corazón. Al final llegó, de la realidad a las fotos, bueno… ni en el pelo, parecía la versión de AliExpress. Mirada fija, sin maquillar, manos inquietas y atuendo de mercadillo de pueblo.

Ella quería tomar un cóctel y tú un carajillo, ella quería conocerte más y tú jamás haberla visto. Al final acabas en un bar donde había Wifi gratis y daban el partido, que eso siempre es importante.

Se agachó a coger el mechero del suelo y le ves toda la tetera. Y ahí supiste que podrías llegar a amarla

Te preguntó qué fue lo que más te gustó de ella cuando la viste, le confiesas que lo importante es el interior. Y se enfadó. Te miraba con el desdén y presuntuosidad de una fea que se siente fuerte. 

Haces un par de comentarios bonitos de su pelo y su sonrisa para salvar. La acabaste besando sin recordar la tapa gratis que te habían dado en el barrio de atrás. Con ajo, con mucho ajo.

Pero un hombre con valores no se deja nada en el plato, y le mete lengua hasta a un perro con falda. Ella la metía en plan palo, muy tosco todo. Sospechas que la debió enseñar algún primo.

Se pasa vergüenza de verdad, a pleno día, besando a la pescadera como si no hubiera un mañana. Y luego de la mano, por la calle, paseando en la Gran Vía, como una estrella del cine que lleva a una modelo. A pesar del frío le sudaban las manos, de los nervios decía.

Y tú con los dedos cruzados, rezando que no os viera algún conocido. Hasta que coges el coche y la llevas lejos, al polígono, te la meneó en los baños del McDonald’s. Una muñeca rápida, fuerte, seca, una artista de la paja.

No había ni Dios que se concentrara, se te pasaban por la mente imágenes de su niñez, haciendo gayolas a todos los compañeros de clase, en fila, serios.

La corrida fue intensa, con el olor de la famosa salsa Big Mac de fondo y puñetazos en la puerta de algún señor esperando fuera.

Oyes frases que no habías escuchado en años “espera que cambio de mano que esta se me cansa” o “¿papel? no hace falta”. Pero el último toque te lo das tú, ese golpe de muñeca “El descabello”, porque como uno mismo… nadie. 

La despedida fue lo peor, ya no había ni huevos a darle un beso. Y al mirarla, te dan ganas de llevarla a un colegio de niños especiales. Te iba buscando la boca después, y va y te pide un abrazo largo.

-¿Me seguirás escribiendo esos wassaps tan divertidos?

+Claro, nada ha cambiado (puto orco de paja de Mcdonalds.)

Ahí te marchas, entre la multitud. Y no, no te volviste, no fuera que todavía la vieras con su mirada de mongola pajera. 

No había llegado a casa y ya tenías 3 mensajes suyos.

Bloquear.

Semanas después, borracho faltón aún la desbloqueas para mandarle un mensaje muy de madrugada. Y la siguiente borrachera, entre amigos, contarás que no estaba nada mal, que podrías llegar a algo pero, qué coño, otro wassap, «follamos?». Aún le propondrás un trío con tu novia. Y ahí, en ese momento, 2 meses después de aquella paja, es cuando la pescadera se de cuenta que no hay futuro en la relación y amenace con descubrir la infidelidad y contarlo todo. 

Será entonces cuando le acabas confesando a tu novia toda la verdad. Una loca en tratamiento te está acosando.

-Pues llama a la policía o algo cari, estoy preocupada por ti.

+Déjala, no quiero más problemas.

-¿Quieres que la llame yo?

+No, no, no, no.

-Pero…¿pero tú no habrás tenido algo con ella?

+Por favor, ¿la has visto bien? Es un bicho.

-No seas malo tonti, venga vamos que no llegamos al cine.

Y esto que vas al cine con tu pareja entre sudores fríos pensando en si se entera de esto o de aquello, y la peli te acaba dando igual.

Porque una doble vida la lleva cualquiera, lo interesante de verdad se pone a partir de la tercera.

Infielmente tuyo,
Relatos de un Depravado
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